Pío Baroja
sábado, 23 de febrero de 2013
La Rioja
A La Rioja voy,
¡Qué triste estoy!...
De La Rioja vengo...
¡Qué pedo tengo!
Estas lineas ponen de manifiesto el estrecho vínculo existente en la cultura popular entre el vino y la zona vitícola del qué este procede (La Rioja en este caso). En este cancionero se trata al vino no desde un punto de vista sofisticado, divino o mágico, sino como una bebida para la gente corriente, destacando en este caso las propiedades embriagadoras del mismo.
¡Qué triste estoy!...
De La Rioja vengo...
¡Qué pedo tengo!
Cancionero popular
En esta copla la figura del vino aparece como un emblema de La Rioja que hace que el visitante quede enamorado de la región, incluso cuando éste no quería visitarla en un principio.
martes, 19 de febrero de 2013
Loa al vino
¿Por qué vendes tu vino mercader?
¿Qué pueden darte a cambio de tu vino?
¿Dinero? ¿Poder? ¿Pues no eres el dueño del mundo
cuando tienes en tus manos una copa?
¿Riqueza? ¿Hay alguien más rico que tú,
que en tu copa tienes oro,
rubíes, perlas y sueños?
¿Amor? ¿No sientes arder la sangre
en tus venas cuando la copa besa tus labios?
¿No son los besos del vino tan dulces como
los más ardorosos de la huri?
Pues si todo lo tienes en el vino, dime
mercader, ¿por qué lo vendes?
Poeta, porque haciendo llegar a todos
mi vino, doy poder, riquezas, sueños y amor;
porque cuando estrechas en tus brazos a la
amada me recuerdas; porque cuando quieres
desear felicidad al amigo, levantas tu copa;
porque Dios cuando bendijo el agua
la transformó en vino, y porque cuando bendijo
el vino se transformó en sangre...
Si te ofrezco mi vino..., poeta,
¡No me llames mercader!
¿Qué pueden darte a cambio de tu vino?
¿Dinero? ¿Poder? ¿Pues no eres el dueño del mundo
cuando tienes en tus manos una copa?
¿Riqueza? ¿Hay alguien más rico que tú,
que en tu copa tienes oro,
rubíes, perlas y sueños?
¿Amor? ¿No sientes arder la sangre
en tus venas cuando la copa besa tus labios?
¿No son los besos del vino tan dulces como
los más ardorosos de la huri?
Pues si todo lo tienes en el vino, dime
mercader, ¿por qué lo vendes?
Poeta, porque haciendo llegar a todos
mi vino, doy poder, riquezas, sueños y amor;
porque cuando estrechas en tus brazos a la
amada me recuerdas; porque cuando quieres
desear felicidad al amigo, levantas tu copa;
porque Dios cuando bendijo el agua
la transformó en vino, y porque cuando bendijo
el vino se transformó en sangre...
Si te ofrezco mi vino..., poeta,
¡No me llames mercader!
Omar Khayyam (o Jayyam, 1048-1122)
Por lo tanto en esta poesía se da a entender que el vino es algo que trasciende al hombre, y que el hombre que lo posea tendrá en sus manos el mayor de todos los bienes, puesto que el vino tiene el poder de hacer que un simple mercader sea capaz de regalar mucho más que cualquier otro hombre de la tierra. El vino es mucho más que una mercancía.
El vino es poesía
A lo
largo de la historia el vino ha servido como fuente de culto e inspiración para
una gran variedad de escritores, cada uno de ellos con su particular forma de
entender este particular caldo.
El
vino, al igual que la poesía en sí misma, puede
ser signo de celebración, una forma de expresión de la naturaleza a
través de la tierra, símbolo de gloria, e incluso una vía para acercarnos a los
mismísimos dioses. Pero también puede ser un símbolo de perdición para el
hombre, una bebida presente en las más vulgares de todas las tradiciones
humanas, o incluso un camino de perdición que lleva al hombre al encuentro de
sus más bajos deseos.
El
vino, por lo tanto, presenta esta dualidad tan excepcional, unión de cielo y
tierra que, al igual que la poesía, es libre de interpretación y hace que a lo
largo de toda la historia los poetas y prosistas se hayan convertido en sus
apasionados más fieles. Tal vez fuera en esto en lo que pensaba Mario Soldati cuando escribió la frase que da nombre a este blog: “el vino…es la poesía de la tierra”.
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