1. En La Rioja no hay tranvías,
Tampoco tenemos metro,
Pero tenemos un vino
Que resucita a los muertos.
2. En La Rioja, los riojanos,
Cuando un forastero llega,
Para hacerle los honores
Lo llevan a la bodega.
3. Con esto de la filoxera
Se acabó el vinillo rico.
Si el agua me da dentera
¿Con qué he de mojar el pico
Al echar la rabalera?
4. ¡Ay! Las bodegas de Haro
Las tienen que quemar;
Se muere mucha gente
Del vino artificial.
5. Vino que del cielo vino
Vino con tanto primor
Que al hombre sin saber letras
Lo hizo predicador.
6. La vena que el vino da
No se acabó en esta tierra
Ni espero se acabará
Mientras haya vino en ella.
7. El agua arrasa los campos,
Arruina puentes y pueblos;
¿Cuándo el vino ha producido
Tan terribles desafueros?
8. Dando chupadas a un pito,
Y ante una frasca de añejo,
Un viejales murmuraba
“ Y todo lo demás es cuento!”
9. Un “fresco” puso una tasca
A las puertas del Infierno
Y el Diablo se quedó sólo
Maldiciendo al tabernero.
Me quedé con mal sabor de boca por haber hecho la entrada de la semana pasada que hablaba sobre el vino en la música, poniendo un grupo moderno y del nuevo mundo, cuando el vino lleva presente en la cultura popular de los países tradicionalmente productores desde hace muchísimo tiempo.
Con el fin de enmendar mi error, y no herir sentimientos patrios de ninguna clase, esta entrada es una recopilación de Jotas y Coplas tradicionales de La Rioja, en la que se pueden encontrar temáticas del todo variadas, pero siempre con ese halo de tradición y arraigamiento de la cultura vitivinicola en la vida y cultura de las gentes.
En la selección se aprecia que no siempre que el vino aparece en la cultura popular tiene que hacerlo como algo positivo: parte de esa cultura también se ha inspirado (y sigue haciéndolo), en tirar piedras contra el tejado del vecino, como es el caso de la copla número 4, en la que critica los vinos de Haro, y que probablemente fuera escrita en alguna localidad próxima también productora de vino. Esta copla en concreto surgió cuando en la década de 1880 se aprobó una ley que grababa la importación de alcoholes franceses con un impuesto especial. Esto, junto al hecho de que durante esa época de apogeo económico del vino algunos comerciantes y bodegueros adulteraban vinos con agua, alcohol, o incluso tintes, dio lugar a la copla, seguramente por parte de algún francés perjudicado.
También podemos hacer especial referencia a la copla número 3, que se sale un poco de la tipicidad temática, y habla de un concepto histórico como es la aparición de la filoxera, y dándonos a entender que el vino no ha sido igual de bueno desde entonces. Esto último en concreto puede ser motivo de reflexión a un nivel más técnico que el meramente poético: ¿Realmente puede haber tanta diferencia entre vinos producidos con la uva procedente de viñedos con pie franco, o es simplemente una resistencia al cambio de las cosas por parte del que escribió la copla?. Para los amantes del vino que no hemos tenido la suerte o desgracia de nacer en tiempos anteriores a la filoxera esto seguirá siendo un misterio.
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